Écija – El Portal Temático Cultural

Manuel Martín

Diez años no son suficientes para que asome el olvido ante Diego Rubichi, cantaor de cantaores que cuando se dejaba escoltar, entre otros, por su hijo Domingo o por Parrilla de Jerez también en los cielos del recuerdo, dejaba esa ranciedad que hay que imprimir a la soleá, martinetes, seguiriyas y bulerías, como lo dejó confirmado en obras discográficas ya incunables para los coleccionistas, tal que ‘Par le fer et par le fue’ (1994), ‘Luna de calabozo’ (1996) y ‘Rubichis’ (2006).

Mi más cálida felicitación al amigo y maestro Fosforito, de quien me enorgullece haber sido jurado, entre otros, de su más que bien ganado Premio Pastora Pavón o de haber sido el redactor del expediente de la Llave de Oro del Cante, admiración eterna porque al maestro nunca le ha preocupado la llegada. El camino es lo que siempre le ha interesado. Nunca se ha apresurado. Era consciente de que el suyo estaba en la dirección escogida. Sólo importaba entregarse día a día a la tarea… Y ese es el gran espejo donde debieran de mirarse las generaciones actuales.

Lo prometido es deuda. Como los amigos no me piden, sino que me exigen, días atrás contraje con mi amigo/hermano Luis Soler Guevara el compromiso de prologar -antes de final de mes-, los 8.000 folios de una historia de vida total. Y a ella he entregado mis desvelos con fruición, tanto porque no existe más historia que la que se escribe, cuanto porque estas confesiones de su trayectoria vital es el recorrido por la vida y obra de quien no quiere que lo vivido y madurado se aloje sólo en su corazón.

Enhorabuena, Luis, porque, aunque lo explico en 15.500 caracteres, aparte de atender a ese flamenco que forma parte de la identidad de tu persona, tu autobiografía es de obligada lectura porque es, igualmente, la intrahistoria de un héroe que luchó por la democracia hasta que fue vencida por la tiranía de la dedocracia.

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