Écija – El Portal Temático Cultural

A veces la vida no da tiempo ni para las despedidas. Ha muerto Francisco Fernández Castro, Paco el Clavero, lo que significa que la bandera del cante gitano en Écija seguirá ondeando durante mucho tiempo a media asta. La vida ha ahogado a un gran amigo y artista con el que recorrimos miles de kilómetros. Me ilustró conferencias en peñas, instituciones públicas y jornadas culturales junto a su sobrino Manuel de Palma, también ecijano. Me enriqueció con su jondura pregones y exaltaciones. Compartimos fiestas con las voces de la Época de Oro en Utrera, Almería, Écija, Córdoba, Ceuta, Huelva, Morón o Mairena del Alcor, en las que Paco le puso color moreno al duende, y fui testigo de cómo ponía freno a sus rivales en los concursos, de ahí su trayectoria jalonada de innumerables premios.

Militó en la compañía de Gitanos de Jerez, de Manuel Morao, pero era tan ecijano y tan familiar que rechazó viajar por esos mundos en la de Farruco.

Hijo de Enrique Fernández, aquel gitano de categoría que me inspiró para que escribiera la biografía de su amigo Joaquín el de la Paula; sobrino nieto de La Gilica de Marchena y de Juanillero, sobrino de Juan el Cuacua y hermano de Enrique el Clavero, al que pocos escucharon y del que conservo una espeluznante grabación del bautizo de mi hijo, Paco, nuestro Paco, ha cogido la vereda que le marcó unas horas antes su cuñado Anselmo para montar una fiesta en el cielo. Allí, en el paraíso divino, van a disfrutar con una voz difícil de encontrar y muy valiosa.

Écija ha perdido a un tesoro, un cantaor al que su pueblo no le ha hecho justicia pese a representarla desde que ganó el I Certamen de Cante Grande de Écija en 1960, un ecijano de rango superior que fue admirado por Antonio Mairena, Farruco o Manolo Caracol, entre los muchos. Le inauguramos una Peña a su nombre en julio 1988, en la Avda. de Portugal, donde cantó con un gusto placentero, y en 1998 le organizamos un festival a beneficio con la colaboración de artistas foráneos y locales.

A sus 82 años, ha dicho adiós Paco el Clavero con los clavos de la ingratitud clavados en su pecho. Porque no lo ha asfixiado la vida, lo ha ahogado el desprecio, la indiferencia, la deslealtad. La ignorancia en Écija pierde los tercios más profundos de la soleá de Alcalá, el quiebro tonal de Triana, la impronta de la bulería, el sabor a tierra adentro de las cantiñas, la soledad interior de la malagueña, la queja espeluznante de la seguiriya y la tragedia cantada del martinete. Los que lo queremos decimos adiós a la insondable angustia del cante según Écija, a la singularidad de la saeta ecijana, al conservador de los tangos de la Amalia y la alboreá ecijana. En definitiva, a un cantaor incontaminado cuya ausencia nos atraviesa como el hilo de una aguja. D.E.P.

Desde estas páginas de ciberecija, nuestro más sentido pésame a la familia y amigos. Descanse en Paz.

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