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¿Son verdades todas las verdades? ¿Y son mentiras todas las mentiras? ¿Existe una verdad a medias? ¿Nos conviene creernos todas nuestras verdades?

Es un tema muy complicado, según define la Real Academia Española, “verdad es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente” Vamos que las cosas son lo que son y nada más que eso. Y ahora digo yo: ¿por qué en este mundo tan incierto somos capaces de atribuirnos o aceptar hechos o cosas que tú verdaderamente no sabes y solo por lo que te han contado? Pues muchas veces nosotros creemos que nuestra verdad es la verdad, pero… ¿es realmente así? Yo diría que la verdad es muy conveniente e incluso para aquellos mentirosos compulsivos, cuya verdad es verdad.

La verdad es desmenuzable a nuestro convenio. Te estoy mintiendo porque no te estoy diciendo toda la verdad, pero tampoco te miento porque todo lo que te digo no es mentira. En este punto, ¿qué sería verdad? ¿Las medias verdades que me callo o las medias mentiras que te cuento? Piénsalo tú mismo.

Como dice R. Campoamor, “ya saben, señoras y señores, en este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según del cristal con el que se mira”.

Acorde con el autor, no hay palabras para reivindicar esta tan cierta afirmación. Siempre nos empeñamos en que mi verdad es la buena y la tuya solo lo será si coincide con la mía. En caso contrario, lo consideraremos como mentira o incluso nos quedaremos con la duda.

Diariamente vemos ejemplos de niños y no tan niños peleándose porque no les han cuadrado  ciertas cosas que han dicho de una persona que realmente ellos conocen y que, por críticas de otra gente, las han malinterpretado.

Nosotros pensamos en que eso es mentira, es decir, para nosotros esa no es la verdad.

En mi opinión, es tan solo un punto de vista y no más. Pensemos que la verdad es subjetiva para cada quien. Aunque esta a veces pueda resultar incómoda, en determinadas situaciones puede que sea verdad lo que nos digan.

Aunque… ¿quién sabe dentro de todo?

NADIE.

Rosa María Victorio

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