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LA TEORÍA DEL REPARTIMIENTO O EL FRAUDE CONSTITUCIONAL (II) por Francisco J. Fernández-Pro

LA TEORÍA DEL REPARTIMIENTO  O EL FRAUDE CONSTITUCIONAL (II) por Francisco J. Fernández-Pro
abril 16
17:35 2016
Fco. Fernández-Pro

Fco. Fernández-Pro

Siguiendo con la reflexión que iniciamos la semana anterior, me detengo ahora en otro de los aspectos de este singular repartimiento de privilegios que realizan nuestros gobernantes y del que, lógicamente, son ellos los mayores –o únicos- beneficiados.

La Ley que, según dice la teoría, debe ser la misma para todos, chirría en el engranaje de su propia razón de ser, por culpa de estos individuos; ya que, en la práctica, hace claras excepciones siguiendo las normas –dictadas por los mismos políticos- que salvaguardan a sus señorías de su incumplimiento, a través de los privilegios particulares que se reservan para sí mismos -en forma de injustificables aforamientos- y las claras influencias en los órganos de decisión judicial.

Normas que hacen posible, por ejemplo, que toda esta caterva de sinvergüenzas que ha estado durante años parasitando la Junta de Andalucía, se puedan ir de rositas, tanto por sus aforamientos, como por esa potestad que les permite, incluso, poner y quitar jueces y fiscales, interfiriendo –muchas más veces de las que debieran- en la Administración de Justicia para que, con distintos raseros y largos procedimientos, puedan permitirles alzar el vuelo o beneficiarse de esos verdaderos agujeros negros de lo injustificable que, a veces, son las prescripciones de los delitos.

Pero no sólo ha pasado en Andalucía y con estos parásitos sociolistos. La Justicia, por ejemplo, también se las ve y se las desea para proceder como debiera contra Rita Barberá, porque sigue con sus posaderas en el sillón de su señoría, inmune a esa Ley que, dicen, debería ser Ley para todos.

Como decíamos en la primera parte de este artículo, todo este circo que llevamos presenciando desde un tiempo a esta parte –y que antes sólo presentíamos porque se mantenía bien a resguardo-, sólo tiene una causa, una razón de ser y un objetivo: el Poder y, con él, el pesebre de sus privilegios y la inmunidad de sus cargos; y, aunque creo que la inmensa mayoría de los políticos es gente honrada, también sé que los arribistas son legión que acuden a la miel y que en todas partes y partidos cuecen habas: sólo basta observar el entorno y comprobar las implicaciones en estos asuntos y la idéntica forma de proceder, de políticos -aparentemente tan dispares- como el Secretario General socialista de Galicia –imputado hasta las trancas- o los exconcejales peperos de Valencia –que andan de mierda hasta los bolsillos-, pasando por los aburguesados tiralevitas de Convergencia o los ediles cafres de Podemos en Madrid y en Jódar (éste, amenazando a una mujer embarazada que defendía su derecho al trabajo y repartiendo mamporros entre los oponentes políticos, por ser oponentes; y aquella, avasallando la fe del personal a tetazo limpio) Menos mal que, por lo menos, los concejales carecen de aforamiento y han tenido que rendir cuentas, porque son menos impunes que sus señorías.

¿Recuerdan aquel célebre Patio trianero en el que, según Don Miguel de Cervantes -del que ahora se cumplen cuatro siglos-, se daban cita todos los pícaros de aquella Sevilla de los siglos XVI y XVII? Pues, desde entonces, poco ha cambiado el panorama por nuestras latitudes incluso, si me aprietan, les confieso que, a veces -comparado con lo que estamos presenciando ahora-, aquello se parecía más al Patio del Colegio Salesiano de la Merced, donde aprendí mis primeros palotes.

P.D. Me veo obligado a complementar esta parte del artículo, escrito en su totalidad la pasada semana, ya que en el día de hoy –cuando se la remito al administrador de CIBERECIJA-, hemos tenido noticia de la dimisión de todos sus cargos, del Ministro en funciones de Fomento, José Manuel Soria. Me congratulo, en esta ocasión, de que el derecho al aforamiento no se haya empleado y ni siquiera se haya recurrido al argumento -que siempre he considerado el único válido- de la presunción de inocencia. La noticia es impactante por todo lo que representa aunque, para mí, lo más lamentable de la misma, es que sea la primera vez en la historia de nuestra Democracia, que un cargo público de esta importancia, no se aferre a los privilegios que le asisten y, antes de cumplirse una semana de su implicación, dimita de todas sus parcelas de poder. La cosa resulta tan inaudita que, si no fuera porque ya hemos aprendido que, normalmente, cuando el río suena, agua lleva, sería capaz hasta de aplaudirle un gesto así (¡qué triste que algo que tendría que ser lo normal, nos resulte tan inaudito!… De todas formas, a ver si cunde)

 

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2 Comentarios

  1. JUBILADO
    JUBILADO abril 21, 22:04

    Un breve comentario, D. Francisco, no a su artículo, sino a su post data;
    La dimisión del ministro Soria, no ha sido por ilegalidades o delitos (al menos en lo que se conoce) sino por dos cuestiones políticas de especial relevancia. Primero por mentir reiteradas veces al propio gobierno, y segundo por la inmoralidad de sus acciones. Por tanto para nada le es necesario aforamiento. Ha dimitido por responsabilidad política, y aunque hay algunos casos mas de dimisiones por ese motivo, la realidad es que debería cundir el ejemplo. Lo malo es que la lista sería interminable.
    Este tipo de dimisiones, mas o menos forzadas luego suelen revestirse de un aura de heroicidad….<>…. o como el alcalde de Granada, que estando hasta el cuello, se va….<>

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  2. JUBILADO
    JUBILADO abril 22, 22:04

    Observado error de transcripción en mi anterior comentario, paso a terminar mi argumento;
    Este tipo de dimisiones, mas o menos forzadas, suelen revestirse de un aura de heroicidad. El ministro se va …” por el bien del partido”…. O como el alcalde de Granada, que estando hasta el cuello, le dice a la prensa que ….” lo hace por el bien de Granada”…

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