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CUESTIÓN DE FRONTERAS por Francisco J. Fernández-Pro Ledesma

CUESTIÓN DE FRONTERAS por Francisco J. Fernández-Pro Ledesma
marzo 23
09:31 2014
Fco. Fernández-Pro

Fco. Fernández-Pro

Somos imbéciles. La verdad es que no aprenderemos nunca. Estamos todo el día hablando de la globalización, como la piedra filosofal que viene a salvarnos de un naufragio (todas las sociedades naufragan cuando se aíslan) y tiene que morirse una niña por falta de atención adecuada, para que nos demos cuenta de que seguimos encadenados a los localismos catetos y egoístas y que hay cosas a las que no deberíamos nunca ponerle fronteras.

Yo me di cuenta hace tiempo de esta realidad: cuando en Écija luchábamos por un Hospital Comarcal.

Fue, hace ya casi treinta y cinco años, y la UCD -entonces en el Gobierno del Estado- trataba de desmontar la anterior política totalitaria, que centralizaba la atención con los macrohospitales provinciales e intentaba desarrollar una red de Centros Hospitalarios Comarcales más pequeños pero, a la vez, más cercanos a los ciudadanos.

Atendiendo a su situación geográfica y a su papel como Cabecera de Comarca, a Écija se le había concedido uno de esos Hospitales Comarcales. También atendiendo a la importancia de su población según su isocrono de 30 minutos.

Confieso que la primera vez que escuché la palabreja, me sonó como a chino, aunque -como a los de mi generación nos enseñaron con una Ley parecida a la que quiere implantar ahora el ministro Wert- inmediatamente relacioné la etimología de la palabra: ISO, igual; CRONO, tiempo. Se trataba de fijar un punto (Écija, en nuestro caso) y, haciendo centro en ese punto, trazar una circunferencia de influencia, con un radio de tiempo (30 minutos), de forma que dentro del círculo podrían verse todos los pueblos que pudieran llegar hasta Écija en un tiempo máximo de 30 minutos.

Este criterio del isocrono que, tan sabiamente, proponía la UCD y que la Mesa Prohospital Comarcal de Écija argumentó en todas sus reivindicaciones, no era otra cosa que lógica pura y respondía a la obligación que tienen los Pueblos, ante verdaderas necesidades vitales (y una urgencia hospitalaria lo es), de aplicar la razón y dar de lado a todo interés partidista o de cualquier otro tipo. Se trataba, sencillamente, de no poner barreras administrativas a la necesidad de salud de los ciudadanos,… pero en Écija no lo conseguimos.

Aunque los criterios de la UCD eran lógicos y, con ellos en la mano, habían adjudicado desde Madrid –para cubrir estas necesidades en la provincia de Sevilla- hospitales en Constantina, Morón y Écija; el PSOE (que estaba recién llegado en la Junta Preautonómica de Andalucía) se manejaba por otros criterios bien distintos. Para el PSOE, en aquellos momentos, lo más importante era poder cimentar su poder en Andalucía; y, por eso, en sus decisiones siempre primaba el color político de cada Ayuntamiento sobre cualquier otra razón. Por eso, contra la decisión de la UCD que -adoptada con criterios de servicio público, lógica e isocrono- había elegido municipios tan variopintos como Constantina (comunista), Morón (gobernado por Alianza Popular) y Écija (andalucista), el PSOE se agarró como una lapa a rígidos argumentos administrativos-territoriales, para rechazar los planes del Gobierno del Estado y dejar los tres hospitales en uno sólo: el de Osuna, entonces gobernada por Antolín Isidro (lógicamente del PSOE).

De esta forma fue cómo los gobernantes de la recién nacida Junta de Andalucía, arguyeron que un hospital en Écija cubriría sólo las necesidades de una población mínima: la de los habitantes de su Comarca administrativa (Fuentes de Andalucía, Cañada y La Luisiana), desechando de plano (porque convenía) ese isocrono de treinta minutos que le concedía derechos de atención sanitaria a poblaciones como Santaella, La Montiela, Cañada de Rabadán, El Villar, La Carlota, Fuente Palmera, Palma del Río, Posada,… y todo núcleo de población perteneciente a la provincia de Córdoba y que se encontrara a menos de treinta minutos de nuestra ciudad.

Lo de nuestro Hospital Comarcal fue un robo con nocturnidad y alevosía, que trajo mucha cola y que a los ecijanos nos ha perjudicado durante muchísimos años (y aún nos perjudica). Yo fui nombrado por las asociaciones y colectivos culturales y deportivos de nuestra ciudad, como su representante en la Mesa Permanente Pro-Hospital. Este asunto fue el que me introdujo en la política (no en los partidos); y, quizá, porque lo luché tanto, siempre lo tengo latente…

Supongo que, también por eso, cuando supe que una niña había muerto de varicela por los posibles malos entendidos competenciales entre distintas administraciones, y a un político vasco se le había ocurrido decir que “a lo mejor no hubiera pasado si su pueblo ya perteneciera a Euskadi”, como que me dio en toda la jeta y, como puedo, expreso mi indignación por una situación antigua, que se repite una y otra y otra vez, en esta España nuestra y que no deja de ser otra cosa que un sinsentido más de los muchos que arrastramos –y nos arrastran- todos los días, por culpa de los intereses creados por políticos canallas y gilipollas con poder.

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5 Comentarios

  1. Luis Candelas
    Luis Candelas marzo 25, 10:47

    El golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981 triunfó en lo esencial, aunque Tejero estuviera a punto de estropearlo. La recién nacida democracia murió cuando echaron a Suárez, el antiguo franquista que estorbaba a todos (a los suyos porque lo consideraban traidor y a los ajenos porque era un obstáculo para sus ansias de poder) y pronto llegó otro partido que, de entrada, se cargó la independencia del poder judicial. Por si acaso. El poder era el botín, no un medio para transformar la realidad, y había que acaparar el mayor posible, se fastidiara quien se fastidiara. Y así seguimos, incluso cambiando de partido gobernante.

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  2. Paco Fernández-Pro
    Paco Fernández-Pro marzo 25, 12:47

    Amén, Maestro, amén…

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  3. JUBILADO
    JUBILADO marzo 26, 00:19

    El problema es que la identidad de España, (mas que nos pese) está sin resolver. Un gran país, territorialmente hablando,y con un pasado tan convulso, donde se hablan al menos cuatro lenguas, con anacronismos como el Condado de Treviño, o Llivia, en territorio frances, tienen un complicado acomodo para todos. Pese a los nobles intentos de estadistas e intelectuales que se dejaron la piel en el intento. El Ultimo, nuestra Constitución del setenta y ocho, dejó un bienintencionado arreglo con el Estado de las Autonomías (que algunos tratan ahora de menoscabar) que a la postre empieza a ser insuficiente. Pero en esas estamos. Faltan estadistas de la talla de Suarez, e incluso, me atrevería a decir de Felipe Gonzalez. Y sobran charlatanes visionarios que nos traerán desgracias y enfrentamientos. Si nadie lo remedia, nos esperan tiempos duros.

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    • Paco Fernández-Pro
      Paco Fernández-Pro marzo 26, 10:04

      Estimado Jubilado: en el fondo, estoy completamente de acuerdo con usted; si, acaso, sólo le haría una matización. Personalmente, creo que la Constitución de la que nos dotamos en su día y que votamos la inmensa mayoría de los españoles, sí determina la Identidad de España, como un Estado indivisible. Otra cosa bien distinta, son las distintas sensibilidades-nacionalidades de “las Españas” (como se decía antiguamente)…
      Más, como usted dice perfectamente, todo esto quiso arreglarse, en su momento, con el bienintencionado Estado de las Autonomías, que a la postre empieza a ser insuficiente.
      También estoy de acuerdo con que faltan políticos de la talla de Suárez y Felipe González (yo añadiría, Pérez Llorca, Fernando Abril, Fraga, Carrillo,… y todos aquellos que, en su día, supieron ponerse de acuerdo -aparcando diferencias e intereses de partido- por el Bien Común de todos los españoles)
      Un saludo muy cordial.

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  4. JUBILADO
    JUBILADO marzo 26, 22:55

    Habrá notado usted, que he pasado por alto a alguna que otra alta personalidad, y a muchos personajillo. No ha sido por olvido.
    Y con la de personajes mediocres que tenemos instalados en la vida pública, podemos dar por concluido este inmenso cuadro tipo Meninas, que compone nuestro desvencijado mapa político.
    Un saludo.

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