Écija – El Portal Temático Cultural

Jesús Armesto

Hoy he visto la última película de Woody Allen, ‘Blue Jasmine’, que os recomiendo que veáis, por supuesto, aunque es verdad que he salido con dudas sobre algunas decisiones de realización, de guion, y sobre todo, de fotografía.

La fotografía la firma el estupendo fotógrafo español Aguirresarobe, que lleva a cabo una fotografía ‘neutral’ o ‘invisible’ tal y como suele ocurrir en todas las películas de Allen, con momentos para recordar, como cuando en 3 planos de exterior, consigue un racord o continuidad manteniendo un tono naif, creado y buscado a conciencia, como si fuese una emulsión de película de los 70, con la dificultad añadida de ser 3 momentos de luz completamente diferentes, y añadiendo un contrapunto esporádico, que se amolda bien con el tono general, y casi parece inapreciable. Me ha parecido una buena idea además de un despliegue técnico.

Lo que más me ha perturbado es la utilización de las ópticas. Sobre todo en 3 momentos en los que la protagonista está en una situación interior de absoluto desequilibrio, y Allen y/o Aguirresarobe optan por utilizar un claro teleobjetivo y colores pasteles. He venido todo el camino de vuelta a casa pensando en ello e intentando aprender el por qué de esta decisión tan desaconsejable a priori.

No quiero decir que haya un manual que indique (que lo hay; otra cosa es que haya que seguirlo) que haya que utilizar un tipo de lente para cada emoción, pero la verdad, crear un instante visual de plena armonía y suavidad en el mismo momento que tu personaje principal se desmorona no me parece que sea lo más adecuado si lo que pretendes es que el espectador se identifique con el protagonista.

Este y otros ejemplos, provocan esta desafección con la protagonista.
Teniendo en cuenta que ambos son muy expertos y grandes, creo que se trata de un diseño pactado, de una estrategia buscada, aunque jueguan con el riesgo de que el espectador salga sin haberse sentido atravesado por la película.

Por ejemplo creo que el guion necesita una subtrama más que explique más sobre aspectos psicológicos de la protagonista. Creo que para ello podría haber incluído otro personaje secundario, o desarrollar más alguna de las relaciones con los ya existentes. No es el guion más cerrado de Woody Allen (aunque ya muchos querríamos firmar éste).

No obstante, la implicación social y moral del director en esta película es ejemplar y loable, hasta tal punto que cuando sales lo primero que piensas es que ojalá hagan una proyección de la película en el Congreso de los diputados, o en algún mitin del PP, de esos que hacen en plazas de toros con personajes como Fabra, Camps, Cospedal …

En la película también vais a descubrir y disfrutar del gran dominio que tiene W.Allen del espacio. Es tremendo ver cómo sabe utilizar y cambiar los fondos en un baile perfecto con las emociones, las psicologías y sus personajes. Maravilloso, y como siempre con una sencillez exquisita.

Me he alargado, lo sé.

Véanla, que aunque no es ni mucho menos su mejor película, de este hombre siempre se aprenden cosas.

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