LA CONVERSACIÓN por Francisco J. Fernández-Pro
- Oye tío, ¿qué pasa contigo?… ¿Se puede saber qué haces?…
- ¿Yo?… ¿Se dirige usted a mí?… ¿No lo ve?: trato de dormir.
– ¡Pero míralo!… ¡Hay que tené cara!… Pero ¿qué haces en mi catre, tío jeta?
- ¿En su catre?… Perdone usted, caballero, pero ésta es mi cama.
- Pero ¿qué passa?… ¿Estás corgao colega?… ¡Este es mi catre, joder!
- Mire usted, caballero: vengo observándolo detenidamente desde un tiempo a esta parte y, por prudencia, no he querido decirle nada, pero ha invadido usted mi trabajo, mi casa y, ahora, hasta se acuesta en mi cama… ¡Esto es intolerable!… y, además, permítame decirle que lo hace con unos modales detestables. Debería usted recapacitar sobre su conducta.
- ¡Joder, macho, vaya labia que te gastas pa no decí ná!… ¡Échate payá y que te den!…
- ¡Por favor, caballero!… ¡Ya está bien!… Es usted un mal educado… ¡Eso!… ¡y encima se tira un pedo!…
- ¿Yo?… ¿que yo me he tirao un peo?… ¡Se me habrá caío sin queré!… jajajajajajaja…
- Ríase, ríase, que así nos luce el pelo… ¡qué ordinariez!
- Vale, vale tío… ¡Venga a dormir, que mañana hay que madrugá!
- De acuerdo, dormiremos;… pero, por favor, piense en un cambio drástico o no podremos seguir conviviendo.
- ¡Joder con el murga, siempre igual!… ¡Toas las noches con la misma tabarra y ya va pa cincuenta años!… ¡A vé si nos ponemos de acuerdo de una puñetera vé!
- Lo dudo: es extremadamente difícil razonar con usted.
- ¡A la mierda, tío!… ¡y duérmete ya, joder!
- Sí, durmamos: estoy algo cansado… esta noche bebió usted demasiado durante la cena.
- ¡¡Coño, no empecemos otra vez…!!
- ¡Vale, vale, vale!… Pero lo dicho: por el bien de los dos, rectifique lo antes posible. Hasta mañana.
- ¡Leche!… Si yo cambio, ¿de qué íbamos a discutí?…
Apagué la luz y cerré los ojos tratando, una noche más, de pasarla en paz con mi propio Yo.
(de “Teselas para un mosaico”, 2009)
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