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CREACIÓN Y ENCUENTRO: TODO ES PÉTALO Y ARDE por Ceferino Aguilera Ochoa

CREACIÓN Y ENCUENTRO: TODO ES PÉTALO Y ARDE por Ceferino Aguilera Ochoa
enero 08
11:31 2014

Homenaje a Marcelino

CREACIÓN Y ENCUENTRO: TODO ES PÉTALO Y ARDE  

He dejado de andar,
he comprendido, en la perplejidad
de los demás,
que andar no lleva a parte alguna
porque, sin saberlo,
ya hemos llegado
a esa parte.

                      Marcelino Fenández Piñón, Volvento, 2010: 71.

 

Como se fue el Maestro, la luz de esta mañana de Fin de Año, de Noche Vieja, víspera de un Año Nuevo que empieza,curva del destino… premura de otro aliento, me dijo que mi hermano Marcelino murió, fuera de sí, en el vacío, ya ángel esciso. Su creación constante, esa llama de amor viva que le devoraba por dentro y que siempre buscó el fuego del encuentro en sus felices días ha quedado hoy con sus alas rotas acaso por el desaliento vital de quien tanto y tan bien cantó al amor total: todo es pétalo y arde. 

AMOR TOTAL

Te quise como no quise a nadie,
te quiero más que a mi vida,
y te querré mientras viva,
mientras dure una célula sola
de mi pobre ser.

 Mas si encuentras algo
que te quiera más:

                      un átomo de aire,

                      un trozo de viento,

                      una gota de mar,

que te quiera más alto

                      que yo te quiero

quédate con él

                      porque habrás dado con Dios.

 Marcelino Fenández Piñón, Volvento, 2010: 114.

A los seres queridos uno los lleva enterrados dentro y seguimos dialogando con ellos, incluso tras su muerte, avivando el recuerdo agradecido de la historia que hemos compartido. Lo admiré y, siempre, generosamente, enriqueció a quienes nos acercamos a él. Lloro su muerte de gratitud, pero doy gracias por su vida, fecunda en palabras y en obras grandes; me apena el hecho de que quienes estamos ya no estamos del todo, pero sé que aún siguen estando los que ya no están. La esfera de los días se hace aurora:

soñador

impenitente, tú

círculo se cierra, pues

tras la palabra huera y fría

nada es nunca en vano, ni tu voz,

ni los abrojos ni la palabra en flor,

ni unos labios cercanos al claro sentir

de quien te escucha y espera el pan y la sal

y el acíbar y la miel, y la espina con la rosa

Marcelino Fenández Piñón, Volvento, 2010: 72.

 

Ceferino Aguilera

Ceferino Aguilera

Sus sentimientos premonitorios, ayer poéticos y presentidos, hoy tristemente trágicos, nos congelan el ánimo cuando releemos su obra última o afirmaciones como esta: “La vida es una breve eternidad entre dos nadas” (Lodi Goyo).Tan breve como una eternidad y tan eterna como un instante demorado.

La figura intelectual de Marcelino Fernández Piñón fue en toda la extensión del término un Humanista en el sentido más moderno e innovador de esta calificación: Poeta de Hontanar, pintor, escultor, ensayista, artista experimental, académico, crítico de arte y literatura, profesor, político, maestro de maestros, alma de esa combinación de tertulia y sociedad literaria abierta siempre a la creación y al encuentro que siempre conmueve por su reflexión trascendente, por su lúcida inteligencia y por su atormentado coraje.

¡Con nosotros vas, Marcelino, nuestro corazón te lleva!

¡Dios lo tenga en su Gloria!¡Descanse en Paz!

                                                                       Ceferino Aguilera Ochoa

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1 Comentarios

  1. Susa Martin
    Susa Martin enero 12, 09:15

    He llorado con tus palabras querido Ceferino. Ahora la poesía de mi querido Marcelino me llega con más intensidad de que nunca. Yo sé que él no se ha ido, lo siento constantemente presente en mí. Solo dos días después de su muerte casualmente encontré este poema suyo, quizás premonitorio de su final o su deseo de liberarse de aquel cuerpo suyo que lo aprisionaba. Un poema que debió escribir un año antes, sobre el 2012, porque no tiene fecha, pero la intuyo por el tiempo en que yo lo tenía guardado en esa carpeta:

    ÚLTIMO VUELO

    Aprendí a no tenerle miedo
    ni temor alguno tampoco
    pues también sé que el final es seguro y cierto
    como manzana de otoño
    y en primavera, herbazal.
    Y no, no es la calavera riente, ni su pose, ni su azar.
    Por qué no un ángel desnudo.
    Por qué no una mano de la verdad.
    No la verdad del cuark, su mundo escondido
    ni siquiera su latido
    ni su infinita brevedad.
    Es así, la muerte hermosa,
    Y también tiene aires de diosa.
    ¡que cuando venga me traiga en ofrenda
    sus inmensas alas de noche abierta de par en par
    el infinito está lejos,
    la eternidad más.
    ¡Qué no te metan más miedo!
    porque aunque te mueras de veras
    La muerte, amigo, es…VOLAR

    Marcelino Fernández Piñón

    Gracias por tus bellas palabras Ceferino. Un beso

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