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La investigación llevada a cabo desde enero por la Autoridad Italiana de Competencia concluye que las actualizaciones de Android e iPhone «reducen significativamente el funcionamiento [de los terminales]», por lo que multa tanto a Samsung como Apple con cinco y diez millones de euros respectivamente en el primer juicio contra la obsolescencia programada. La Autoridad Italiana de Competencia afirma que este descenso en el funcionamiento no se debe a causas tecnológicas implícitas, si no que responde a un plan de las compañías para envejecer forzosamente el aparato para animar nuevas compras de móviles.

El organismo italiano antimonopolista añade además que ninguna de las dos compañías ha avisado correctamente a sus usuarios de las consecuencias de sus actualizaciones ni tampoco han tomado ninguna acción encaminada a restaurar el funcionamiento original de sus productos.

Esta sentencia sienta jurisprudencia global al ser la primera de su especie. Por primera vez una empresa, o dos en este caso, es sancionada por la práctica habitual de introducir cambios en las actualizaciones que ralenticen de manera significativa y artificial los productos de anteriores versiones. Esta es una mala praxis que hoy en día afecta a cualquier software, salvo excepciones como navegadores, compresores o codificadores. Aunque el monto de la multa resulte ridículo en comparación a los beneficios del primer trimestre de 2018 de Apple (85.500.000.000$ ó ~74.971.957.500€) y Samsung (15.640.000.000.000₩ ó ~12.067.783.140,5€), esta sentencia abre las puertas a multas continuadas por la realización de estas malas prácticas.

De nada ha servido el intento de las empresas de defender su posición basándose en el tipo de baterías usado. Argumentan que el nuevo software actualizado causaría, de no ser anticuado a propósito, picos de actividad en las CPU y GPU capaces de asfixiar la batería y provocar un reinicio del terminal. Parte del problema también lo tiene el hecho de que Apple esté manteniendo siete generaciones de iPhone y cuatro de iPad con el nuevo iOS 12. El afán por proveer a todos sus usuarios con la última versión del sistema operativo culmina en un retroceso progresivo de la calidad del móvil hasta afectar gravemente el funcionamiento inicial del mismo. Ambas empresas defienden este modelo de actualizaciones basándose en proveer a todos sus usuarios con una experiencia más segura, algo que la corte no ha creído en absoluto.

Apple ha sido multada cinco millones más que Samsung en concepto de ocultar información a sus clientes sobre las características de sus baterías, incluyendo asuntos clave como la durabilidad, el mantenimiento y su sustitución.

Todo esto representa una dura crítica legal al actual ciclo de desarrollo software debido a los problemas que ocasiona a los consumidores. Quizás sea hora de volver al ciclo clásico, donde todas las versiones vendidas son mantenidas, pero teniendo en cuenta que:

᛭     La versión actual y la inmediatamente anterior reciben nuevas características y actualizaciones de calidad.

᛭     El resto de versiones sólo reciben actualizaciones de seguridad y errores.

Con este ciclo de vida no se obliga a nadie a actualizar, pero desde luego se inculca en el consumidor la idea de que para disfrutar de las últimas mejoras de software debe o bien adquirir un nuevo dispositivo o arriesgarse a las consecuencias de actualizar el viejo. De este modo evitamos sobrecargar terminales envejecidos con actualizaciones vanguardistas, y esquivar así una degradación de la experiencia del usuario debido a la diferencia hardware-software.

Artículo de 569 palabras desarrollado por Jorge-Manuel de Sánchez y Luque.

 Jorge Luque

               Puede encontrar una fuente original de esta noticia en The Guardian. Los datos sobre los beneficios de Samsung y Apple han sido obtenidos en sendos enlaces. Esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia puede visitar esta página.

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