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Banda de Música de Écija en la Semana Santa de Córdoba

Foto: Portada CD

 

El cielo pone un palio de respeto al Martes Santo cordobés

Eran las once y media de la noche. El paso de palio de la Virgen de la Piedad enfilaba la calle de la Plata, recién salido de carrera oficial. Empezó a caer una leve lluvia, pero el Martes Santo se había salvado. El cielo había puesto un palio de respeto y había permitido que las cinco cofradías de la jornada --más la de Las Palmeras-- cubrieran sin sobresaltos sus respectivos horarios e itinerarios. Al filo de la medianoche, sólo hubo que pisar el acelerador ligeramente para evitar mayores riesgos. En cualquier caso, a esas horas ya estaban en sus templos dos cofradías, y a dos más apenas les quedaba una hora.

Se veía, desde primeras horas de la tarde, que la amenaza del día anterior no se iba a repetir. El aire estaba menos agitado y las nubes habían perdido densidad y terreno en las alturas. Aquí abajo, donde los cofrades se afanan en sacar sus cofradías, las procesiones iban a salir.

Desde las alturas del Naranjo --poco queda ya del calvario de Mirabueno, y menos que ha de quedar en poco tiempo-- bajaba la hermandad del largo recorrido, estrenando paso en fase de carpintería de José Carlos Rubio, cantoneras de plata para el titular y, sobre todo, una banda de cornetas y tambores que interpretaba las marchas con la soltura de las más experimentadas.


REPERTORIO CLASICO En Capuchinos, la cofradía de la Sangre presentaba una nueva fase del dorado de Rafael Barón en el misterio, y en el paso de palio llamaba la atención el sobrio y elegante tocado de la imagen de la Virgen y la elegancia de su andadura, bien escoltada por la selección de marchas clásicas --sonó Amargura en Ramírez de las Casas Deza y Jesús de las Penas en Torres Cabrera-- que la banda de Carrión de los Céspedes hacía sonar, por cierto, sin detenerse en las paradas, como mandan los cánones.

El mismo repertorio clásico de marchas traía la banda Cristo del Confalón de Ecija para la Caridad de San Andrés --Soledad franciscana y Virgen del Valle en las Tendillas--, una cofradía que en su misterio estrenaba las figuras de las Marías de Salomé y Cleofás: "Una destaca por su belleza, otra por su expresividad", en palabras de su autor, el imaginero Miguel Angel González.

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Información:- ANTONIO VARO - Diario de Córdoba (23/2/2005)