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ROMANCE DEL TIENTAPANZA… Y PREGÓN por Francisco J. Fernández-Pro

ROMANCE DEL TIENTAPANZA… Y PREGÓN por Francisco J. Fernández-Pro
diciembre 23
10:49 2016

Francisco J Fernández-Pro Ledesma

En la Ciudad Esperanza
de las Torres y del Sol,
nació desde el corazón
el bueno del Tientapanza.

Hace muchos, muchos años,

en Écija sucedió

algo que voy a contaros:

Llegó el Hambre por las calles,

vestida con sus harapos,

para llenarnos de males

y de penas y de daños.

Llenó el Hambre de pobreza

nuestras casas, nuestros campos,

nuestra tierra, nuestras torres,

nuestras almas, nuestras manos…

y, con ella la tristeza

llegó también a su lado:

 

Estaban tristes los niños,

no jugaban los hermanos,

se peleaban, por hambre,

cuando en la mesa había algo…

y aquél que tenía pan

lo guardaba, por si acaso;

no daba al que no tenía…

Los hombres se hicieron malos.

 

Tras un día y otro día

la maldad llegó a reinarnos:

la gente ya no comía

y el hambre se fue llevando

de los niños la alegría,

con la alegría, sus cantos,

con sus cantos, tantos juegos,

con los juegos sus encantos

y, con ellos, la bondad

que a todos debía ganarnos.

 

Más, llegando Navidad,

los hombres fueron llenando

su corazón, otra vez,

del Amor que en ella damos:

porque Jesús es Amor

y, como todos los años,

cuando nace en su pesebre

nos sentimos más humanos.

 

Los hombres vieron de pronto

que podían hacer algo

para vencer a esa Hambre

que había reinado el año.

 

Cada cual dio lo que pudo:

un remiendo o un apaño,

un juguete de madera,

una tacita de caldo,

un trozo de pan bendito,

una bolsa de garbanzos,

las lentejas o la fruta,

un tomate colorado…

 

Cada cual dio lo que pudo

y sólo el que pudo darlo,…

pero así todos comieron

y el Hambre pasó de largo.

 

El niño Jesús que vio

cómo se hizo el milagro

desde el corazón del Hombre

y la bondad de sus manos,

decidió que nunca ya

el Hambre hiciera  más daño,

mientras los hombres tuvieran

a los hombres como hermanos

y supieran repartir

lo que Dios les hubo dado

(que el Hambre siempre es vencida

por el Hombre que da algo)

Por eso, Dios decidió

que el Hambre no hiciera estragos

en este Valle del Sol,

de María y de San Pablo:

en esta tierra bendita

donde nace un ecijano.

 

Pero, al llegar Navidad,

cuando va acabando el año,

un ángel nos manda Dios,

como un hombre disfrazado,

que, cuando los niños duermen,

les pasa su dulce mano

para saber si han comido

y los hombres siguen dando…

pues, si la panza está llena,

es que el Hambre no ha pasado

y que el niño está contento

y puede seguir soñando…

y, entonces, deja un juguete

para que siga jugando

(que Dios, que todo lo ve,

los quiere jugueteando)

 

Ese ángel tiene un nombre

y lo seguimos nombrando:

él se llama Tientapanza

y sigue siempre bajando,

lleno de Amor y Esperanza,

una noche, cada año,

cuando, cambiando sus alas,

las convierte en un milagro

y, con bastón y con barbas,

viene en su vuelo, de un salto,

a visitar cada casa

donde haya un niño bien harto

que haya comido con ganas…

que eso demuestra en lo Alto

que en la Tierra hay buenas almas

y los hombres siguen dando.

 

Y, por eso, esta proclama,

este pregón, este bando,

que en Écija se cantaba

y que yo, ahora, os canto:

 

¡Atención, niñas y niños:

Sabed que voy pregonando

que se acerca la Esperanza

a esta ciudad donde estamos!…

 

¡Comeros bien lo que haya

rebañando todo el plato

y, después,… id a la cama

y que os encuentre soñando

con la sonrisa en la cara

y el corazón rebosando!

 

¡Cerrad los ojos sin trampas,

sed obedientes y buenos,

que, cuando cambie sus alas

por el bastón y el sombrero

y se acerque a vuestras casas,

os encuentre ya durmiendo!…

¡que ya viene el Tientapanza

por el Camino del Cielo!

 

14 noviembre de 2016

 

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