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LAS DOS ESPAÑAS por Francisco J. Fernández-Pro

LAS DOS ESPAÑAS por Francisco J. Fernández-Pro
octubre 02
09:36 2017

Siempre fue así y, además, hasta Antonio Machado lo dejó plasmado en unos versos: “Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios: una de las dos españas ha de helarte el corazón”

Es la puñetera dualidad de nuestros genes, el color o el calor de la sangre, esa propensión por lo extremo, por los dogmas y los arrebatos. Esa facilidad que tenemos para la ira, la soberbia, la envidia y la mala leche. Es la costumbre bipolar que tenemos los españoles de querer una cosa y la contraria o aborrecer las dos por igual.

Más junto a esto, tenemos un pecado capital: somos ácratas por instinto; por eso en España, en realidad, nos movemos casi con cuarenta millones de partidos políticos. Cada español tiene el suyo.

Sin embargo, estos males endémicos se han transformado en dos extremos –el de la derecha y el de la izquierda- y, entre ambos, nos pasamos la vida haciendo equilibrios como funambulistas ciegos, provocando enfrentamientos inútiles, fracturas imposibles, divisiones absurdas, fobias empecinadas y rencores sempiternos.

Sólo hay que analizar con cierta objetividad lo que este domingo, 1 de octubre, nos ha pasado. Cataluña se ha fragmentado entre los independentistas y los no independentistas; a la vez que España lo ha hecho entre los que apoyan la actuación del Gobierno y los que la rechazan. Sin embargo, no hay razones reales para ninguno de los dos enfrentamientos. Sólo intereses espurios.

La fragmentación de Cataluña ha sido un esperpento, un reclamo –montado por el gobierno de la Generalidad- para la prensa internacional, porque saben que, sin víctimas y opresores, nunca asegurarían la portada.

Igualmente, la división de última hora entre los partidos constitucionalistas, era una pose estudiada de algunos listos para tomar distancias del Gobierno de la Nación y poder sacar rentabilidad política sin haberse mojado demasiado pero, a la vez, sin apercibir –por un lado- el balón de oxígeno que ofrece a los independentistas y, por otro, el daño que esta postura puede hacerle a la unidad de los demócratas, al Estado de Derecho, a la credibilidad de los jueces, al respeto que se merecen las fuerzas del Orden Público, a la propia Sociedad y a la imagen internacional de nuestro país.

Pues ustedes me perdonan, pero yo me niego a esta dinámica (lo hice siempre, antes de ahora y, mucho más, desde que abandoné las ideologías). Rechazo los extremos por perversos; tanto los de esa derecha que se declara “franquista” y canta -brazo en alto- el “Cara al Sol”, sin darse cuenta que Franco murió hace más de cuarenta años sin dejar ideología; como los de esa izquierda que enarbola banderas rojas con la hoz y el martillo, sin conocer tampoco la profunda tiranía que encierran esos símbolos.

Lo escribí en muchos artículos: cualquier tiranía es abominable y la sangre de todas las víctimas tiene el mismo color… y, como a mí me da absolutamente igual lo políticamente correcto, con la misma fuerza condeno a la extrema derecha, como a la extrema izquierda, al Régimen fascista como al comunista. A los dos por desfasados, reaccionarios, totalitarios y tiránicos.

Por todo esto, desearía pensarme un ciudadano gris, de los de en medio, de esos que se pierden en la masa silenciosa y que huyen de los extremos; pero, aún pensando así, tengo un problema: no puedo dejar de levantar la voz cuando me indigno.

Me indigna que a un inmigrante –musulmán, sudamericano, magrebí, rumano,…- cuatro niñatos se sientan con el derecho de vapulearlo en el metro, por ser un extranjero o un sin techo. Me indigna que se abuse de una mujer o de un ser más débil por serlo; que se insulte a los ciudadanos de cualquier tendencia sexual, que se aliente la violencia al grito pelado de “a por ellos”. Me indigna que me puedan llamar “franquista” por llevar una bandera de mi país; que me califiquen de “facha” por acompañar la imagen de un cristo o que me tachen de “machista” por considerar que el aborto es un crimen.

Me indigna, en fin, la provocación porque sí de los unos contra los otros. Ni yo soy más progresista por dejar de ir a misa o llevar un crucifijo en mi pecho, ni más reaccionario por hacerlo. Para mí, el ejercicio de los derechos no hace extremista a un hombre; sin embargo, sí puede hacerlo la ignorancia y el incumplimiento de sus obligaciones.

Hoy ha sido uno de esos días en los que ha pasado: ha imperado la ignorancia y el incumplimiento de las obligaciones de los que las tenían y debían cumplirlas, por eso, la convivencia se ha fracturado. Ahora, los unos y los otros se acusarán, mutua e irresponsablemente, de lo sucedido. Más sólo hay que hacer un sencillo ejercicio “geotécnico” para hallar a los extremistas que han causado este desaguisado: si el Centro medular de la Democracia que permite nuestra convivencia es el imperio de la Justicia –que se fundamenta en la Constitución-, ¿quiénes fueron los que se mantuvieron en ese Centro¿ ¿Quiénes los que se apartaron de él?;… y, para estos días que vienen, deberíamos realizarnos las mismas preguntas, para que nadie nos despiste: ¿quiénes permanecerán en el Centro, guardando la Justicia? ¿quiénes se irán orillando hacia los extremos?

No hay más progresista que el que quiere lo mejor para la convivencia de todos y trabaja por ello, hasta con su propia renuncia. No hay más farsante que el que manipula al Pueblo y pone los recursos públicos al servicio de sus intereses. Para mí –y con perdón-, todo lo demás (la “progresía”, “los retrógrados”, “los fascistas”, “el rojerío”,…) todo eso es pura mierda: corpúsculos insignificantes de gente oscura, a las que sólo les interesa mantener el pulso de las dos Españas a las que yo me niego.

Más como comencé mis letras con unos versos de Machado, permítame concluirlas con otros que puso en boca del gaucho Martín Fierro (el más célebre de los desterrados), uno de los poetas más admirados por mí, el ballesterense José Hernández:

Los hermanos sean unidos,

esa es la ley primera,

porque si entre ellos pelean

los devoran los de afuera”.

 

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4 Comentarios

  1. JUBILADO
    JUBILADO octubre 03, 23:00

    Muy acertada su visión de la realidad, y muy comprensible su indignación que comparto sin ambages. Ya en anteriores artículos creo recordar haberle expresado mis temores y fundamentos de lo que finalmente ha acontecido en nuestra España de mil dolores.
    Pero ¿en que situación estamos?
    -Los ciudadanos, del signo que sean, perplejos, con derrotismo.. algo similar a lo que debieron sentir nuestros ancestros allá por el 98. ¿Exagero?
    -El Gobierno, errático, sobrepasado y a la defensiva, con un discurso pobre a sus ciudadanos y con reacciones tardías cara al exterior.
    -La oposición desunida y con apoyo tibio al Gobierno en las horas que más falta hace.
    - Los sediciosos, henchidos de éxito; han conseguido que en el exterior apenas se hable de la ilegalidad y marrullería de su “consulta” y se censure la “brutalidad” de la policía, ganando ampliamente la batalla de la propaganda. La exterior, al menos.
    Pero al menos tenemos al Rey que aunque un poco tarde se ha dirigido a la Nación y al menos sus palabras han sido un bálsamo ante tanto sinsabor.
    Nos queda ver el penúltimo acto, y ahí puede cambiar el signo de la batalla.
    Este es un gran país y la esperanza sigue intacta.

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  2. Francisco Fernández-Pro
    Francisco Fernández-Pro octubre 05, 01:19

    Amigo JUBILADO, como siempre, es un placer reencontrarmelo por estos lares. Más aún en un caso como el de hoy, en el que estamos absolutamente de acuerdo; ya que, como comprenderá, comparto completamente su juicio y sus observaciones… e incluso comparto la esperanza intacta por este gran país.
    Un saludo muy cordial desde sus torres.

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  3. JUBILADO
    JUBILADO octubre 06, 16:33

    Lo que estos días estamos constatando, sin ningún genero de dudas, es que el problema catalán está consiguiendo lo que nadie ni nada ha conseguido nunca. O al menos en los últimos tiempos: unir a los españoles. De izquierdas, de derechas de secano o de regadio. letrados, y no tanto, todos están haciendo causa común y es sorprendente que en las tiendas de chinos se han agotado las banderas españolas.

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  4. Francisco Fernández-Pro
    Francisco Fernández-Pro octubre 09, 22:57

    Completamente de acuerdo, querido amigo. Incluso ya he puesto en mi muro de facebook, que no deberíamos guardarle rencor a los independentistas, precisamente porque han sido los que han conseguido poner de acuerdo a los españoles y, además, nos tienen “lamar” de entretenidos…

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