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Ceferino Aguilera Ochoa escribe a la memoria del Poli: "Saeta taurina de un ecijano de oro" “Écija
siente en su saeta
Llevaba con merecido honor el título de Ecijano de Oro que supo otorgarle con vista certera uno de los padres y lectores más responsables de la poesía astigitana contemporánea, Tomás Beviá Aranda, en su famosa Antología de la Poesía Ecijana Actual (1982). Francisco Aguilar Hidalgo nació1 el 6 de enero de 1949. Estudia Bachillerato en el Instituto Laboral y posteriormente se traslada a Córdoba para estudiar Comercio que no llegará a terminar por tener que integrarse como contable administrativo en el negocio familiar. En el año 1973, con un grupo de aficionados al cante, funda la Peña Cultural Flamenca, y en el año 1981 hace lo mismo con el Círculo Taurino, donde es elegido Presidente. Interviene como presentador en tres “Madrugá” Flamencas de Fuentes de Andalucía durante el periodo 1976-79. En el año 1982 pronuncia en el Teatro Cinema San Juan de Écija su primer Pregón de la Semana Santa y, en 1987, organizado por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, vuelve a dar el Pregón de Semana Santa Ecijana, en esta ocasión será doña Pepita Tomás, la Novia de Écija, quien lo presente “con flores y piropos”. El año 1986 pregona la Festividad de la Virgen del Valle y en el 1990 pronuncia el Primer Pregón de Costaleros. Su amor y pasión por la fiesta de los toros quedan expresados en su libro “Écija Bartolista 1928-2003” (2005). Asimismo en el año 2008 pronuncia la exaltación del cartel “Écija. Jueves Santo 2008”, de la Hermandad y Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de Confalón y Nuestra Señora de la Esperanza. Es autor de numerosos poemas, letras de cante, conferencias y presentaciones de libros (una, memorable, de un libro de Tomás Beviá). Su pregón de la Semana Santa de 1987 es publicado por la Asociación de Amigos de Écija y, de entre sus poemas, vio la luz el conocido como “Elegía a la muerte del torero “Paquirri”. Forma parte de la tertulia poética “Hontanar”. Publica cinco composiciones en “Ecijanos de Oro. Antología de la poesía ecijana actual”(1982), de Tomás Beviá, quien destaca2 entonces el puro carácter musical de su poética: la música, aparte de estar sugerida constantemente por el tema mismo aparece una y otra vez en apoyaturas y repeticiones que tienen en el poema un valor idéntico al que tienen en el cante. En las Jornadas Culturales de la Hermandad del Resucitado presenta las comunicaciones “Dios y los toros” (1983) y “La resurrección en la Fiesta Nacional” (1984). Asimismo, en 1985, pronuncia el “Pregón Virgen del Valle”. En sus poesías de cante hondo la intensidad trágica se estiliza en quiebros y giros de gracia bronca en que sentimos la voz misma del cantaor. Versos que bordan los grandes temas andaluces, dichos con lenguaje lleno de matices populares, de expresiones que llegan directamente al corazón del pueblo. Es como si las palabras del poeta rezumaran todo el sentir de los ecijanos. Portavoz exacto de cómo experimenta en su ser la maravilla de su singular ciudad. Parece que en sus líneas no late el corazón de un poeta, sino el corazón de todo un pueblo. Su poesía es un estallido de pasión; ésta y la reflexión se funden en estos versos de fuego, en una forma nítida y armoniosa; poesía de la que cabría decir con un verso de Cernuda de “miembros de mármol con sabor de fuego”. Puro y a veces ingenuo expresa su devoción a la patria chica con un lenguaje de ajustada hermosura, en un verso de apariencia descuidada, pero de honda perfección interna en su sencillez. En definitiva, Ecijano, ecijanista de pies a cabeza, poeta, cofradiero, aficionado al cante y a los toros, refleja en la poesía que escribe sus pasiones más sentidas de hombre del pueblo3. Espontáneo visceral y gran rapsoda, sabe llegar y calar con sus versos en el hombre de a pie, que comprende y comparte su poesía. Su muerte nos deja un vacío en el alma y una sentida deuda de gratitud por su entrega y su servicio abnegados, siempre con Écija en su corazón. Marcelino Fernández Piñón4 supo definirlo, con su peculiar fuego verbal, como “poeta prolífico y popular, ecijanía en estado puro… canta con voz propia y sonora la Écija andaluza, milenaria y hermosa. Es un poeta del pueblo y para el pueblo, de él extrae sus temas y sus palabras a las que luego, él pone voz y metro desde su corazón al corazón de los hombres. Dice en su “SAETAS DE SEMANA SANTA ECIJANA”: “Porque Écija siente en su saeta / como un lamento de sangre / que se deshace en su cuerpo / donde germina el buen cante”. Su voz poética pervivirá, con “desafío noble al aire”, en todas las Antologías de Écija. SAETAS DE SEMANA SANTA ECIJANA5 Y
con su cante La
Toná es la Cruz de Guía que cornea en el aire. La
calle Zamoranos se hace cante. Porque
Écija siente en su saeta 1 DURÁN
RECIO, V.: 255 biografías de autores ecijanos. Écija,
1992.
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Información: Ceferino Aguilera Ochoa - Ciberecija (04/11/2010) |
La
muerte inesperada, y por eso más llorada y lamentada,
de Francisco Aguilar Hidalgo, más conocido como el
Poli, cubrió con su sombra de amor trágico la
cultura ecijana el pasado Día de todos los Santos:
“Écija la del donaire / siente en sus corazones
/ el pellizco del cante grande”.
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